Hace tiempo que no escribo nada,
y es que el día a día me come. Mucho trabajo en la oficina, la casa, los niños,
las actividades…. ¿os suena de algo?
Sin embargo, he querido hacer un
paréntesis para escribir sobre un tema que preocupa a muchas mujeres, (no puedo
hablar por los hombres), y es lo que nosotras mayoritariamente llamamos “el
final del día”. Me ha sorprendido que muchas mujeres utilizan esta expresión para identificar el "problema" del que voy a hablar. Evidentemente, cada persona es un mundo y estas opiniones solo
recogen una pequeña parte de la realidad, por lo que os invito al debate.
Y dicho esto entremos en materia ¿Cómo
enfrentamos las mujeres y los hombres “El final del día”?
Cuando una mujer finaliza su día
y se va a la cama, su cabeza es como un centro de control lleno de pilotitos
encendidos que debe ir desconectando para poder dormir.
Por el contrario, cuando un
hombre finaliza su día y se va a la cama, al cerrar los ojos ya ha sido capaz
de apagar todos los pilotitos. Puede que quede alguno encendido, pero en cualquier
caso cuentan con un único interruptor capaz de apagarlos todos de golpe o ser
el único que permanezca encendido. (Esta teoría la saco de varios artículos y
libros que hablan sobre las diferencias entre hombres y mujeres, escritos por hombres, pero invito a los hombres a dar su opinión sobre la misma).
Imaginemos que una mujer ha
tenido un mal día…. Apagar tanto pilotito encendido es casi misión imposible.
Entremos un poco más en materia,
tratemos de empatizar un poco más con la mujer, pongámonos sus zapatos. Vamos a
imaginar que somos una mujer afortunada, con trabajo, hijos, un marido que la quiere y
capaz de dormir 8 horas, eso nos deja un día de 16 horas…
- 07:00 – 08:00: Me levanto, me
arreglo y me voy a trabajar. Como soy afortunada mi marido lleva a los niños al
trabajo. Pero casi no nos vemos, un único beso de despedida antes de salir
hacía el trabajo
- 08:00 – 17:00: Trabajo. Trabajo y
Trabajo. Un mensaje del cole, una llamada de tu madre, WhatsApps de un montón de grupos…
- 17:00 – 18:00: Regreso a casa,
hay que recoger a los niños
- 18:00 – 19:00: Meriendas,
deberes, actividades
- 19:00 – 20:00: Llega tu marido a
casa. Como eres afortunada un beso de bienvenida y un ratito de Tv. No hay
mucho diálogo, o nada. Claro biológicamente los hombres no necesitan hablar, si
acaso alguna trivialidad, ¿Qué cenamos hoy? ¿Tenemos algún plan para el fin de
semana? (alguna se caería de espaldas si su marido le preguntara ¿qué tal tu día?
¿acaso es que realmente no les importa?)
- 20:00 – 21:00: Preparar cena
- 21:00 – 22:00: Se cena, se recoge
- 22:00-23:00: Nos vamos a la cama.
En todo este tiempo a penas hemos
intercambiado unas cuantas palabras con nuestro marido, quizás durante la cena
o la hora de Tv… eso si no hay móviles, alguna serie de por medio o trabajo
pendiente que sacar a delante…
Nos metemos en la cama y
empezamos a desconectar pilotitos, cuando de repente nuestro marido empieza a
ponerse “juguetón”. Recordemos que somos una mujer afortunada y nuestro marido
no es un salvaje de los de aquí te cojo y aquí te mato, intenta hacer las cosas
bien… Pero hay algo que no funciona ¿verdad?, algo no termina de encajar,
durante todo el día no hemos recibido ninguna señal de afecto, ninguna chispa
que encienda el fuego, y ahora de repente tenemos que tener la hoguera a punto….
Sin embargo, otra característica de nuestro género como mujer es la de aceptar
con resignación. Y salvo que tengamos muy muy claro que no queremos, aceptamos
el juego con resignación. Eso si eres de las afortunadas que puede negarse.
Y este es el principio del problema, en un gran
porcentaje de noches la mujer sigue aceptando con resignación “que hoy toca” (y
ya hablaremos otro día del maldito Sábado Sabadete o los rapiditos). No olvidemos que nos hemos
puesto en el papel de una mujer afortunada, y sin embargo en ningún momento del
día, se ha sentido deseada por su marido, ni una palabra de afecto, ni una caricia o una mirada... Justo en esto radica uno de los secretos del éxito
de la famosa saga de libros Cincuenta Sombras de Grey, no en el sexo duro, como muchos piensan, sino
en la capacidad que tenía este señor para que su chica se sintiese deseada
durante todo el día, de su habilidad para mantener la hoguera encendida y llegase en llamas a la
noche. La tecnología nos lo pone muy fácil, ¿de verdad no hay un solo momento en
el día para enviar un mensaje a su mujer, haciéndole saber que está pensando en
ella? ¿o quizás no piense en ella? No hace mucho, en uno de los grupos de WhatsApp a los que pertenezco nos llegó unos corazones que
un hombre enviaba a su mujer ¡Bien, no todo está perdido!
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Recordemos que en el tema sexual,
el hombre es como una estufa, no tiene más que apretar el interruptor y ya está
encendido. La mujer sin embargo es como una hoguera, requiere de un tiempo para
arder.
Con este símil en mente, volvamos
a la cama. El hombre activa su interruptor y comienza el juego. La mujer
accede, pero hay que preparar la hoguera, dependiendo del número de pilotos encendidos
puede costar más o menos tiempo… Mañana hay que trabajar, tampoco nos podemos
extender mucho en los preliminares… Total cuando la faena ha concluido se apaga
la estufa y la hoguera se queda en llamas… ¡Que distinto es cuando la hoguera
llega encendida y sólo hay que apagar el fuego!
Y un día la mujer despierta, de
repente decide que no es esto lo que quiere, qué rara con lo afortunada que es. Aquí es donde se produce el problema, y de como acabe ya es cosa de dos…
En algunos casos la mujer no sabe ni lo que quiere, aunque tiene claro lo que no quiere y esto ya es un paso. Además cómo no nos han educado para pedir lo
que queremos, pues no sabemos y cada una lo afronta como puede:
- Hablando con el marido, expresando sus
necesidades. Bajo mi punto de vista la mejor opción pero lamentablemente ni
todas las mujeres saben cómo, ni todos los hombres entienden en mensaje. La buena noticia es que si quieren pueden.
- Buscando fuera. Sí, nosotras también buscamos
fuera lo que no tenemos en casa. A veces no hay que llegar a una infidelidad,
basta con sentirse deseada… claro que hay riesgos…
- Renunciando al sexo. También es otra opción, y
como tal hay que respetarla, aunque a mí me da mucha pena. Cómo el sexo no me
satisface sino que me frustra, renuncio a él. Os sorprendería saber la cantidad
de mujeres que hay en esta situación, poco a poco ya no las apetece mantener relacciones con sus maridos. En estos
casos lo peor es que la culpa es de ellas ¡Ja!, piénselo bien, habrá de todo
como en botica, pero en la mayor parte de los casos, la hoguera terminó por
apagarse del todo ¿o acaso piensan en serio que una mujer renunciaría a unas buenas y satisfactorias relacciones sexuales?.
Como empezaba diciendo lo
expuesto es sólo una pequeña muestra de este gran universo. Recoge las experiencias expuestas por mujeres preocupadas por lo que hemos bautizado "el final del día", curiosamente de todas las edades, lo que me indica que no es un problema generacional y que lamentablemente sigue presente en las más jóvenes.
Y aun así, me
gustaría pedir a los hombres que se hiciesen esta pregunta “al final del día”:
¿Qué he hecho hoy
para que mi mujer se sienta deseada?
Recordemos también que, para
ponerlo más difícil las mujeres no somos constantes, somos complejas, cíclicas,
y hay que entendernos. Lo que hoy vale, mañana no y no es para volveros locos, simplemente
es nuestra naturaleza. Pero como sí somos constantes en nuestros ciclos, con
entendernos en cada una de nuestras cuatro fases, ya lo tenéis hecho. ¡Suerte y
al toro!
mujer ciclica lo que el hombre debe saber
Si además eres una afortunada mamá necesitarás de un extra, para poder sentirte deseable al final del día.😂😂